CREENCIAS Y SUPERSTICIONES
Las creencias y supersticiones, son parte de nuestro folklore, que datan de tantos años. Hay gente que aún cree, por ejemplo, en la saladera, por el hecho de que se encuentre un poco de sal que de alguna manera se desparramó en inmediaciones de la vivienda que habita. O se cree que el lastimero canto nocturno de una lechuza, es presagio de muerte. Que si se pasa debajo de una escalera, es desgracia segura... y sálvese si se le atraviesa un gato negro...
En el caso de la ruda y la zábila, son usadas en casa o negocios para combatir la envidia, rechazar las energías negativas, la mala suerte. La ruda se coloca en un florero o tarro con agua que se cambia y la arrojan en la puerta de la vivienda o del negocio si lo tuvieran. La zábila con su lazo rojo es colgada detrás de la puerta, al lado de una cruz hecha con palma bendita. Se dice que si la zábila “llora” o se seca es porque hay “daño”.
Entre las creencias y supersticiones más populares tenemos el chucaque, el mal de ojo, el susto...
EL CHUCAQUE
Es un malestar que supuestamente adquiere una persona, como resultado de pasar una “vergüenza” al ser insultada o despreciada. A veces también, por recibir un piropo o por ser observada por gente extraña... Se caracteriza por el dolor de cabeza (dolor de “cerebro”), decaimiento (desmadejado), falta de ánimo (“aburrición”), irritabilidad (“nervios”) y a veces acompañado de náuseas (“ansias de arrojar”), vómitos y diarreas (“salideras” o “ligeras”). Otras veces el chucaque se caracteriza por intensos dolores abdominales, compatibles con un cuadro agudo “cólico miserere”. Para curar esto se recurre a un “rezador”, que luego de examinar el vientre del paciente comprueba que le late el ombligo diagnostica el chucaque. Para curarlo empieza a rezar a la vez que aplica fuertes masajes en el abdomen, apretones de cabeza, brazos y piernas, lanzando improperios e insultos contra las personas causantes del mal. Para terminar reza el credo al revés y le da de beber al enfermo agua con alcohol endulzado. Después de media hora de haberlo santiguarlo el afectado da muestras de sentirse mejor. Sin embargo, a veces es necesario hacer el tratamiento 3 ó 4 veces más para finalmente lograr la cura total.
EL MAL DE OJO, “OJEAO”
Causado por el “ojo juerte” que produce la mirada de algunas personas y que tienen el poder de “ojear”, ocurre generalmente en los lactantes y niños de corta edad. También se atribuye a espíritus malignos atraídos por la hermosura de un niño o por una gracia de éste. De ahí la costumbre de proteger a los niños vistiéndolos con ropa de telas coloradas y colocándole en la mano derecha chaquiras, amuletos, etc. prendidos en una cinta roja con lo que se desvían los malos espíritus que acechan a su alrededor.
Los síntomas de un niño con “mal de ojo” son el llanto frecuente (“llora que te llora”), intranquilidad, inapetencia, náuseas, vómitos y fiebre alta. Ante esto es necesario la presencia de un “santiguador” que inmediatamente empieza con sus rezos haciéndole la señal de la cruz en la frente, en el pecho y del hombro izquierdo al derecho. Hay ciertos santiguadores que utilizan un huevo fresco de gallina (recién puesto) frotándolo en todo el cuerpo. Terminado el rezo se rompe el huevo y el contenido se vierte en un vaso con agua, al mismo tiempo que el santiguador exclama “¡fuerte ha sido el ojo!, miren el altar que se ha formado con esas tres velitas”... Hay veces en que al niño lo tratan diferentes santiguadores, para que no sufran de este mal.
EL SUSTO
Se le conoce también como “mal de espanto” y por otros “daño”. Es una enfermedad “neuro-psiquiátrica en la que el individuo es afectado por una emoción muy desagradable o de terror provocada por un golpe, o por apariciones imprevistas de animales dañinos, de bultos o sombras o de perros que asustan por la noche. Aunque los habitantes de las zonas rurales refieren que sucede por la “posesión de espíritus malos” en los cerros, el agua (espejismos, visiones), los animales o las huacas (antiguos cementerios tallanes). Los síntomas son el nerviosismo y poco a poco se va adelgazando. Para la cura de este mal se recurre al “curandero”, que escoge los días martes y viernes por la noche para el tratamiento. Se inician los rezos y le hacen tomar al paciente bebidas de hierbas hasta dormirlo, a la vez que ahuman el lugar con palo santo. Luego le escupen el cuerpo con agua de hierba del espanto y le preparan bebidas para que tome durante un mes, con lo que el afectado se va sintiendo mejor hasta reponerse totalmente.
Otros curanderos curan el “susto” frotando en el cuerpo del asustado un trozo de alambre mojado con agua florida, a la vez que rezan. Terminada la sesión entierran el alambre en las cenizas de un brasero, dejándolo hasta el día siguiente.
Son frecuentes algunas expresiones como “el cerro de la Nariz del Diablo está embrujado”; o “en la loma de Mambré de noche espantan”; “la huaca de Chalacalá está encantada” y otras expresiones similares. Para protegerse del “susto” o del “daño”, los campesinos hacen bendecir por un sacerdote o riegan con agua bendita el lugar donde “espantan” o “asustan”.
MAL DE AIRE
Es un conjunto de síntomas que experimentan las personas que son expuestas a cambios bruscos de temperatura y se caracteriza por fuertes dolores de cabeza musculares y musculares en la región o zonas del cuerpo que han sido expuestas al aire.
La curación se hace aplicando “ventosas” en las zonas afectadas o pasando por el lugar afectado barras de azufre, hasta que “crujan” o se quiebren espontáneamente.